mi tijuana es:
mi tijuana es: saber de memoria los baches y los lugares con perros atropellados; esquivar a las motos de los pizzeros que no respetan altos de disco; decir adiós a los altísimos travestis nocturnos de la calle primera; ir a bailar a las pulgas, a la estrella, o ya de perdis al terrenazo; subir a un elevador que de pronto se detendrá en cualesquier piso; ver pasar a un narco en su carro con los vidrios polarizados; encontrar a una parejita de colegiales que se fueron de pinta al cine; topar con un limpiaventanillas con los brazos picados de heroína; encontrar a dos monjas que parecen volar rumbo al orfanatorio; admirar a las miles de mujeres que son explotadas en las maquilas. ver pasar a los universitarios que no leen libros sino puras fotocopias; dar una vuelta por los swap meets que brotan los fines de semana; observar a los turistas que miran embobados los letreros en espanglish; mirar a los discapacitados tratando de subir la banqueta o el camión; ver intelectuales e investigadores que tratan de no ensuciarse de vida; darse cuenta que bibliotecas y librerías siempre están abandonadas; aceptar que es más real una cebra de la revu que un discurso político; comprobar que los migrantes no son solamente una estadística más; sentarse en la central camionera y mirar la incontable llegada de personas; darle carrilla a las personas más inocentes como una muestra de cariño. escuchar una banda ruidosa mientras comes taquitos de mariscos; ir al cecut y a la casa de la cultura pa gorriar los vinos baratos; aguantar a las doñas estacionadas en doble fila afuera del kínder; soportar la frialdad de los dependientes en las tiendas oxxos; comer chop suey y arroz con camarón donde no comen los chinos; tomar cerveza fría y barata en las cantinas de la zona norte; ir a la plaza río creyendo que es un shopping mall de san diego; leer en el periódico que ya están disminuyendo las ejecuciones; burlarse de las agrupaciones defensoras de la imagen tijuanense; mirar a una mujer que fácil podría ser reina de la belleza mundial. escuchar a cientos de hombres que platican con nadie por el celular; admirar a los monos mofleros, las mejores esculturas de la ciudad; tratar de contar cuántas farmacias y oxxos hay en tu camino diario; encontrar un estacionamiento que sea más seguro y más barato; ser paciente en las colas para pagar la tenencia, la luz y el teléfono; estar muy al pendiente con los mexicanos que traen placas de california; cuidarse de no atropellar a nadie por la extraña avenida internacional; ir a comer a un restaurante exótico donde te recibe el valet parking; saludar a las morritas que caminan por las avenidas del sol norteño platicar con el cantinero que ya sabe de antemano lo que vas a beber; saludar a las morritas que caminan por las avenidas del sol norteño. recorrer en taxi desde playas hasta el maclovio rojas, de la gloria a la líber parte alta, de otay city a la 3 de octubre; escuchar las conversaciones en las calafias rumbo a la morita, oir las rolas norteñas en las burras y las esquinas del centro; agarrar cura con los hijos de la mañana y los discursos políticos; aspirar los aromas del mercado hidalgo y las calles de la coahuila; pedir agua de garrafón y los mejores tacos de asada del barrio; sufrir la vía rápida, el centro y sus semáforos descoordinados; saber que en el espejo retrovisor aparecerá de pronto una patrulla; tirarles piropos a las muchachas de labios de un rojo encendido. escuchar de lejos a los artistas que se revuelcan en su hedonismo; consolarse yendo al parque morelos porque no puedes ir al balboa; buscar en dónde estudian los chinos migrantes que hay en la ciudad; pistiar en una terraza de playas porque no puedes ir a la jolla; localizar el motel de paso con el nombre más barato y atractivo; comprar cidís en mix up porque no tienes pasaporte para ir a la tower; esperar que no te toque ser una víctima más del secuestro express; visitar a los amigos con la esperanza de que estén en su casa; comprar cidís de baby batiz, los moonlights y los rockin’ devils y gritar a los cuatro puntos cardinales: ¿en dónde estás, ginny silva?" roberto castillo udiarte johnytecate@hotmail.com |